In Memorian Andy González
January 1, 1951 – April 9, 2020
Herencia Latina
Al igual que muchos de ustedes, recuerdo cuando compraba Long Plays (LPs) durante finales de los sesentas y casi todo los setentas, cuando el "boom" de la llamada salsa comenzaba, y cuando llegaba a su triste fin. Durante ese período, al igual que muchos de ustedes, estudiaba las carátulas de los LPs que llegaban a mis manos. Leía y memorizaba -- sin querer -- los nombres de los cantantes, músicos, ingenieros de sonido, estudios de grabación, etc. que participaban en las producciones. Un nombre que aparecía de vez en cuando, o con frecuencia, era el del bajista Andy González. Me vienen, pues, a la mente, las carátulas de los LPs de Libre, y aquellas históricas The Message y Together, de Ray Barretto.
Boricua, nacido en Nueva York, Andy, junto a su hermano, el ya fenecido pero igualmente importante Jerry González, absorbieron bien el movimiento musical que los rodeaba -- el folklor y efervescencia de la revolución musical latina de la época en la Gran Manzana -- y pusieron en práctica todos esos conocimientos en su música. Andy como bajista, y Jerry como percusionista y trompetista, ambos formaron parte o grabaron con las mejores orquestas o grupos en la gloriosa época del boom salsero. Ambos, también, formaron parte y estuvieron en la creación de dos potencias musicales: Conjunto Libre y la Fort Apache Band.
Andy, además, también estudiaba y respetaba la historia de la música afroantillana, y conocía en detalle mucho de la misma. Es por ese respeto, quizás, que Andy formó una alianza importantísima con el legendario y también fallecido percusionista Manny Oquendo. La juventud y empuje de Andy y la experiencia de Oquendo se reflejan en el sabor y sonido exquisito del Conjunto Libre. Igualmente, el haberse codeado con músicos de jazz, permitió a González poder ser miembro de la Fort Apache Band, una agrupación en la que hay que saber jazz y ritmos afroantillanos por igual. No era cualquiera el que podía formar parte de tan imponente grupo. Siempre lo he dicho: el jazz latino se divide en dos partes -- antes y después de la Fort Apache.
Legendario también fue el sótano del hogar de los González, pues fue un lugar de reunión de grandes músicos de nuestros tiempos: Eddie Palmieri, Dizzy Gillespie, Rubén Blades, y muchos más. Fue allí, también, donde, de acuerdo a Andy, Bobby Vince Paunetto juntó o creó su conjunto, y donde Palmieri escuchó la grabación en vivo en la Universidad de Puerto Rico, y decidió que definitivamente tenía calidad para salir como LP. Lo que sucedió musicalmente en ese sótano es, estoy seguro, material para un libro entero.
Tuve la suerte de entrevistar a Andy en un par de ocasiones, y el que haya leído dichas entrevistas, saldrá con mucho conocimiento de la música latina en Nueva York. El bajista era una fuente de información, y realmente me hubiese gustado conversar mucho más tiempo con él, y obtener más datos históricos de nuestra música. Es más, gracias a Andy pude entrevistar a Manny Oquendo. El que haya visto o conocido a ambos músicos, seguramente se habrá dado cuenta de que era una relación casi padre e hijo. Por esa razón, el hecho de que Andy haya valorado mi entrevista con él, sirvió de base para que Oquendo aprobara que lo entrevistara a él también. Y ésa, con orgullo lo digo, fue otra para la historia.
Un recuerdo fuerte que tengo de Andy fue durante una descarga improvisada en un cuarto en el hotel donde se celebraba uno los Congresos de Salsa organizados por el inigualable y también desaparecido Albert Torres. Esa era una descarga de tantas en las que participaron Andy y Oquendo juntos. Y recuerdo, como su fuera ayer, que, cuando Manny estaba descargando su timbal, pude observar a Andy con la mirada fija en los movimientos de Oquendo, ¡como si fuera la primera vez que Andy viera al maestro darle duro a la paila! Allí lo que vi fue amor, respeto e historia.
La partida de Andy del mundo terrenal deja un vacío, pues no solamente se nos fue un músico de calibre, sino también un puente del presente al pasado, un pasado que poco a poco se va olvidando. Adiós, mi hermano, y gracias por compartir conmigo y, sobre todo, tu música.